29/2/12

POEMA de RICARDO LÓPEZ LORENTE - 4

El imbécil de mi vecino escucha el cansancio de la libertad
como otra cara que atraviesa el portal aunque deje el cuerpo.
El corre a través de la ciénaga, se hunde dentro del jazz,
y esconde la cabeza en una hojarasca infinita.
El tiempo se le acaba, sube sin ruidos en la suave piel
como un país que no entiende de fronteras,
silencia la lectura de su animal menos nombrado.
El imbécil de mi vecino crepita a su mujer a través de la noche;
el farol desaparece el parque, soy la capital desesperada,
ella y yo (a lo lejos) estamos dispuestos a desvanecernos:
con el cigarro sobre la boca, existe y estoy solo.

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Este poema participa en el
III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"

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