Te dije: ¡Voy a olvidar tu nombre!, te dije que me iba a desprender de cada latido que
dejaste en mis poros, en mi retina, en mis labios, en mi cerebro y en mis pasos. Yo
te miré a los ojos y te prometí eliminar de mi vida cada rastro tuyo; tu rastro que con
lágrimas selló mi piel con una cicatriz de decepción.
Llegué a prometerte tantos olvidos, que se me fueron acumulando… Se me fueron
acumulando al sentirme incapaz de cumplirlos; al sentirme vacía sin la posibilidad de
tener conmigo, eternamente, ese dulce dolor que produce el no tenerte.
Ahora siento en mi pecho ese dolor constante que me acompaña desde principios de
marzo; ese dolor que tanto eco produce en mis pensamientos cuando menos oportuno
es. Un dolor que me hace sentir a diario el impulso de soñarte, de atraerte, de amarte, de
besarte y desearte entre los surcos de mi memoria. Porque, definitivamente, a vos te dije
tantas cosas, pero como tú, sólo he cumplido unas cuantas; todas aquellas que incluían
amarte, pero aún no he querido cumplir con aquellas que implican borrarte.
--------------------------------------------
Este poema participa en el III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario